Andrea Amarillo me invitó a hacer parte de este lugar maravilloso, que tiene su ADN en todo su esplendor, la luz que irradia es absolutamente contagiosa. Espero que cada una de las personas que decidan llevar una parte de ella adornando su cuerpo, sientan esa energía que emana su corazón. Gracias por esta invitación, y por dedicarme un espacio en este blog.
Suelo escribir, pero para mí. No puedo negarlo, después de esta invitación dure un par de días pensando en cómo comenzar, o el qué decir. Y la conclusión fue que nada podría resultar mejor que ser yo misma, y si de algo estoy segura es que a nosotros los seres humanos, nos gustan las historias. Así que aquí va parte de la mía…
Quizá fue hace más de un año cuando me encontré a mí misma, una vez más tirada en el suelo de una ducha, (de la casa en la que estaba trabajando fuera del país) llorando con una tristeza tan absoluta que ni yo lograba reconocerme. Estaba pasando por lo que puedo considerar el momento más difícil de mi vida. Me había quebrantado donde más me dolía, en el ego. Estaba pasando por la crisis más grave que he tenido de una condición genética que no tiene cura, la psoriasis. Sumarle un desorden hormonal que hizo caos en mí. Finalmente, añadirle la pesadez que deja la brújula cuando se avería y te sientes tan perdida que no tienes ningún norte. Solo pensaba que tenía que regresar a casa, a mi lugar seguro, con mi familia. Pero ese día, fue el punto de inflexión, fue cuando todo empezó a cambiar.
Cuando sentí que ya había tocado fondo, entendí que esta vez sí tenía que hacerle completo honor a esa palabra en mis costillas que no mide mas de 6 centímetros de largo, resiliencia. Mi primer tatuaje. Ese que venia acompañándome hace mas de dos años, y hasta ahora vendría a tomar más sentido que nunca. Valentina, llego el momento de ser resiliente. Entendí que somos seres moldeables. Que el cambio es lo único seguro. Que conocernos en todos los aspectos incluso los dolorosos es necesario. Pero también entendí, que re direccionar el cambio está en mis manos. Que soy arquitecta de mi vida, y que mi mayor súper poder es el de decidir.
Y ese día decidí tomar acción, y todo empezó a cobrar sentido. Los libros leídos, las cosas cotidianas que escuchamos sobre la vida, pero como no nos han tocado, no las entendemos ni mucho menos las practicamos. Y ese fue el comienzo. Ese fue mi despertar. Tuve que erradicar mi ego, para poder verme y escucharme con claridad.
Había conocido ya hace algún tiempo una práctica conocida como Mindfulness (atención plena), de hecho, hasta un libro había leído, pero fue en ese momento cuando el conocer de su existencia me mostró el camino. El camino de reconciliarme conmigo misma. El de escucharme de verdad. El de entender que la vida es una constante celebración, llena de tantas cosas por aprender. Que me ha llevado a sentirme plena, complemente enamorada de la vida, a entender que debo estar en el presente, lo único que es tangible, el único lugar donde puedo decidir, y tomar acción.
Y ahora entiendo que cuando tanto anhelaba volver a casa, a mi lugar seguro, me refería a mí, me refería a habitarme, a escucharme, perdonarme, sanarme y amarme. Y esto querido lector, esta conciencia del Ser, esta conciencia plantada en el presente y en lo asombrosa que es la vida, me ha servido para re descubrirme a diario, para conocerme, para tener buenos hábitos sostenibles en el tiempo, porque los sigo por mí y para mí, de manera genuina y real. ¡Conciencia, de mis palabras favoritas para discernir y decidir desde el amor, porque esto me permitió experimentar la libertad y ser más yo que nunca!
Pdta:
Todos los puntos de inflexión a lo largo de nuestras historias traen consigo cambios inimaginables. Pero, es nuestra decisión velar porque la moneda caiga a nuestro favor, y como me dijo una amiga: Val, no es fácil, pero sí es simple.

Autora: Valentina Rojas
Excelente… Inspirador